El nitrógeno es un gas inerte, incoloro, insípido e inodoro, propiedades que lo hacen ideal para su uso en la industria de bebidas.
Durante el proceso de envasado de aguas y bebidas se utiliza para la preservación de las características organolépticas de bebidas y aguas minerales no gazeosas, zumos de frutas y otros líquidos alimenticios.
El aporte de nitrógeno en las bebidas, reduce o elimina el oxígeno, proporcionando una protección contra la degradación organoléptica.
Eliminando o reduciendo la cantidad de aire en los envases de estos productos, se garantiza una óptima conservación, manteniendo inalterado el sabor y olor de la bebida.
La inertización con nitrógeno es una técnicas hoy consolidada, imprescindible para la protección de las bebidas. Consiste en la substitucion por nitrógeno del aire presente en los espacios superiores de los recipientes de almacenamiento, preservando el aroma de los productos y alargando la shelf-life.
La extracción elimina los gases disueltos (como el oxígeno) y las substancias volátiles no deseadas en los líquidos alimenticios. Utilizando velas porosas especiales, es posible introducir el nitrógeno gaseoso haciéndolo burbujear en el líquido, purificándolo.
La producción de cerveza también implica el uso de nitrógeno. Ejemplos concretos que se refieren al nitrógeno son el proceso de extracción del concentrado procedente de la fermentación de la cerveza, así como la esterilización de los barriles, realizada mediante inertización, para evitar fenómenos oxidativos. Además de utilizar nitrógeno para procesos secundarios, el gas se utiliza en el propio proceso de elaboración de cerveza. Normalmente, se utiliza CO2 para darle a la cerveza una consistencia espumosa; sin embargo, muchas cervecerías, utilizan un 70% de nitrógeno y un 30% de CO2. El uso de nitrógeno en la cerveza, da como resultado un sabor más suave y una espuma más duradera.